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Halfhouse

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Toco el timbre. Nadie responde. Llamo a Alberto. Me dice que está en el tren, que llega en cinco minutos, que ya avisa a Sinead para que me abra. El timbre no funciona. Aparece Sinead. Abre la puerta. Bajo las escaleras tras ella.

Mi primera sensación es de sorpresa. Es el mismo jardín de otras veces, pero es distinto. Algo ha cambiado. La atmósfera es otra. No hay “obras”, no hay mesas, no hay sino otro tipo de elementos: plantas, chumberas, piedras, esculturas, manojos, etc. Todo el jardín es ahora la propuesta artística de Josu Bilbao. Esaná es el título de su intervención, su creación site-specific.

Mi segunda sensación es la de pensar en un jardín de piedras japonés. Nunca estuve en Japón, así que hablo por boca de otro, por la de Peter Brook en este caso. En el documental que le hace su hijo, hay un momento en el que ambos viajan a Japón. Brook observa un jardín de piedras en Kyoto y dice:

“Lo difícil que debe ser colocar cinco piedras en el lugar apropiado. Que sólo exista una manera precisa de colocarlas hace de este lugar una obra maestra. La proporción es fundamental, porque es un dato que existe en la naturaleza, en la vida. Es importante ser sensible a la proporción, pero ¿cómo sentirla?”

Dice Brook que ésa es una pregunta imposible, pero su misma imposibilidad hace que la sientas por todo el cuerpo. Algo parecido me sucede hoy mientras camino por este jardín que en otras ocasiones fue sede de una proyección de vídeo, una conferencia performativa o un vermut colectivo. Las cosas están donde deben estar. Así lo siento. Es difícil describirlo en palabras. Es una sensación efímera, un estado de ánimo, una atmósfera.

“La voz del suelo se ha convertido en mi voz. Por medio de ésta viviré sucesivamente. Delante de mí, detrás de mí, por encima de mí. Salir y dejar espacio, una tras otra, al viento.”

Esto lo escribe Josu Bilbao en un texto que se repartió el día de la inauguración, el pasado 1 de octubre. Un texto sin título ni autor ni más referencias que el propio texto.

“El pensamiento forma y el habla substancia. Substancia habla unión forma y fondo, conocimiento precede pensamiento. La primera lengua es poder, no puede ser destruida, no puede ser expandida. Es el medio por el cual se proyecta a forma substancia.”

Halfhouse empezó siendo halfflat en un loft en Poble Nou. Durante tres años Sinead y Alberto abrieron la mitad de su vivienda a propuestas artísticas. Desde el principio su idea fue proporcionar al artista unas condiciones mínimas para el trabajo: unos honorarios, un dinero para la producción, un apoyo discursivo. Lo que sería normal, pero no lo es tanto. Desde hace cuatro años están al pie de Vallvidrera, a pocos metros de la estación de tren, entre una escuela y un taller mecánico. Disponen, ahora sí, de media casa, una halfhouse, y de un garden completo. La otra media, la parte de arriba, está habitada por el propietario, ajeno pero tolerante con el mundillo del arte contemporáneo.

El artista Josu Bilbao estuvo en residencia en Halfhouse durante dos meses el pasado verano. Un proyecto diseñado en colaboración con Eremuak, una plataforma vasca cuyo principal objetivo es “habilitar un lugar de trabajo que funcione a modo de observatorio de una realidad artística donde nociones como «sistema», «contexto», «comunidad» e «institución» devienen en paradigmas ineludibles”.

Sigo leyendo el texto de Josu Bilbao.

“No es representación de la realidad, la realidad se crea como manifestación de sus formas. No describe cómo son las cosas, sino cómo serán. Inmune al peligro, a la destrucción, la muerte. El mundo se encuentra en el lenguaje.”

En Halfhouse he comido lentejas, he bebido vino, he conversado con escritores, cineastas, artistas, comisarios. Un público numeroso asiste a las contadas inauguraciones que se llevan a cabo. En Halfhouse se hacen pocas cosas, si lo comparamos, en términos cuantitativos, con otros espacios. Sus anfitriones son muy cuidadosos con los detalles y las subvenciones apenas cubren la mitad de los gastos fijos que implica una casa como ésta en una ciudad como Barcelona. Halfhouse es un ejemplo claro de a dónde debería dirigirse el dinero público. No tanto a contenedores culturales que luego hay que llenar obsesivamente de contenido, sino a los lugares que ya crean contenido por su propia dinámica. Como decía Johan Cruyff, el dinero tiene que estar en el campo. Así, por poner un ejemplo, en una Barcelona que nos gustaría, Fabra i Coats podría ser un edificio con talleres de artistas, a 50 euros al mes, y no otro espacio público donde se hacen carísimas exposiciones. ¿Qué artista se puede permitir instalarse en Barcelona y pagar 800 euros de alquiler?

Converso con Alberto Peral en la entrada de la casa. Conozco a Alberto desde hace más de diez años, cuando lo invité a Caracas como parte de una muestra de vídeo arte que se presentó en la ONG, la Organización Nelson Garrido. La ONG tiene su sede también en una casa, la residencia Carmencita, y desde ahí resiste y programa y crea de manera autogestionada, al margen del chavismo y de la oposición, a la contra de todos, dando espacio a los que no lo tienen. Ese primer viaje a Venezuela generó otro viaje, esta vez a Quíbor, en el estado Lara, en donde Alberto se instaló un mes y trabajó mano a mano con los artesanos locales. La amistad también es esto, un archivo de recuerdos compartidos.

Que en una ciudad como Barcelona, que alardea de fábricas de creación, de la marca Barcelona, de ser una smart city, un proyecto como Halfhouse esté siempre al borde del precipicio por falta de apoyos es un síntoma de que algo falla en la gestión pública de la cultura. Muchos pensamos que la llegada de Barcelona en Comú iba a significar un cambio de paradigma. Muchos esperábamos que el ICUB dejara de ser una estructura de control y se convirtiera en una estructura de apoyo. Un año y medio después, como bien dijo Javier Pérez Andújar en el pregón de las fiestas, el único cambio real ha sido climático. Una lástima.

Pero mientras tanto, tenemos que seguir adelante, cueste lo que cueste. Para cerrar el año, Halfhouse ha invitado al artista Pep Vidal, quien también trabajará en el jardín, un lujo de espacio en la densa Barcelona. Si seguimos vivos, el próximo sábado 17 de diciembre nos reuniremos unos cuantos para celebrar que seguimos aquí, en la pelea. O para comer una buena tortilla de patatas.