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Jerez, del flamenco bohemio al de oficina

La programación oficial del Festival se complementa con otra alternativa que, además de duende, busca fomentar el negocio de lo jondo
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En La Guarida del Ángel, un joven le pasa el brazo a otro por encima. “Prepárate”, le dice, y en cuanto se oye el primer “ay” de Antonio de los Santos ‘Agujetas’, los dos se abrazan, ríen, lloran y se golpean las piernas, las propias y las del compañero. Es difícil explicar por qué lo hacen. A alguien ajeno al ambiente podría parecerle burla, que los chicos van borrachos, puestos o vaya usted a saber. Pero no es eso. Esos dos hombres escuchan flamenco en directo, uno añejo y básico, y es lo que les hace reaccionar de esa manera. Otros botan de la silla cuando Messi marca un gol, estos cuando alguien remata un cante por siguiriyas como si escupiera sangre.

La escena ocurre en La Guarida del Ángel, bar jerezano en el que se ofrece OFF por quinto año consecutivo, un programa de actuaciones que surgió para animar las madrugadas del Festival de Jerez y que ha acabado teniendo entidad propia. Tres actuaciones al día del 19 de febrero al 6 de marzo que generan colas en las puerta del local. La gente por la calle también le hace muy buena publicidad, pues si a las once de la noche le preguntas a cualquiera “¿dónde te veo?”, la respuesta suele conducir siempre al mismo sitio.

Otros espectadores de La Guarida son menos expresivos. Y no son los turistas, que vienen con todos los palos y sus variantes aprendidos de memoria. Sí, sobre todo japoneses. Pero también muchos alemanes y franceses. “Yo no era muy flamenco pero desde que vivo en Jerez me paso mucho por este bar. Los artistas son buenos y el precio es razonable.” Toni tiene 27 años y viene de Córdoba. No es un flamenco acérrimo, sólo “degusta”. Ése es un tipo de cliente que también ha atraído el OFF, que cobra entre 5 y 10 euros por una entrada, precio más asequible que el de un palco o una butaca en el teatro. Y además, ofrece copas. Y personajes en cada esquina.

“Lo que nos diferencia es el espacio, que atrae a gente muy joven y la acerca al flamenco de otra manera.” Mario González es el dueño del lugar y asegura que ha tenido que ir reforzando la programación año tras año porque “aquí el público es entendido y el nivel de los artistas siempre tiene que ser alto”. Su programa siempre incluye nombres muy atractivos: aquí actuó El Torta y cada año canta Capullo de Jerez, dos emblemas de lo que se ha dado a conocer como el flamenco bohemio, uno que tuvo su máximo exponente en Luis de la Pica. Los Agujetas, saga mítica de la ciudad, son siempre el plato fuerte. El año pasado estuvo el padre, Manuel, que atrajo a los seguidores hasta La Guarida como si fuera Semana Santa y no un evento pagano. Murió en Navidad y en 2016 son sus hijos Dolores y Antonio los que han tenido la responsabilidad de aumentar los fieles gracias a ese alarido balbuceante propio de su estirpe y que atrae por igual a gitanos y payos, algo que en Jerez es casi lo mismo porque a poco que se uno se rasca se encuentra sangre calé.

Más alternativas

El OFF de La Guarida del Ángel no es la única oferta paralela al Festival de Jerez, el oficial, que ha cumplido veinte años bajo la amenaza de la desaparición, pero que de nuevo ha conseguido montar un cartel que incluye entre dos y tres actuaciones al día repartidas entre la Sala Paúl, el Palacio Villavicencio, la Sala Compañía y el Teatro Villamarta. En Jerez, aprovechando el tirón del evento más importante del año, también se han puesto a programar para la ocasión las peñas y los tabancos. Estos últimos son establecimientos en los que antes se servía vino y hoy se sirve un poco de todo, también comida, aunque mantienen la estética que los caracterizó, una mezcla de taberna de western con motivos flamencos. Sólo un ejemplo de lo que ofrecen: este año el Tabanco El Pasaje ofrece una exposición de la fotógrafa catalana Marta Vila Aguilà y cursos de palmas a cargo de Chicharito de Jerez y Carlos Grilo.

Las peñas, que funcionan todo el año gracias a sus socios, también hacen un aparte en esta época. Jerez cuenta con 16 entidades de este tipo y las hay legendarias, como la Peña Los Cernícalos, donde se celebró hace más de cuarenta años un pregón que da inicio a la Semana Santa jerezana, o la Peña Tío José de Paula. “De peña en peña” es el nombre del ciclo que ofrecen este año con motivo del festival, días en los que abren las puertas y no es raro ver los locales llenos de gente animando unas entidades que no niegan que lo del relevo generacional les está costando.

El flamenco de oficina

“Si eres flamenca de noche, tienes que serlo de día.” Esa frase se le dice a quien se va de juerga y luego no es capaz de levantarse para cumplir con sus obligaciones. Habrá quien piense que es la menos jonda de las sentencias, pero cada vez, el negocio obliga, se formula más.

Mario González lo sabe y por eso, ahora que el OFF casi funciona solo, ha dado un paso para llevar el arte de Antonio Mairena, La Niña de los Peines y Camarón a la luz del sol y de las oficinas. El proyecto se llama La Lonja del Flamenco, siete días en los que se han reunido empresas relacionadas con los lunares. “Es un buen escaparate para conocer a otras firmas y para que nos conozca el público”, explica Josema García-Pelayo. El que fuera productor de Los Delinqüentes es jefe de La Bodega, un estudio de grabación y sello discográfico que igual le hace disco a un clásico como Tomás Rubichi que a La Pompa Jonda, un grupo de “electro-swing-balzámico-andalú”.

En esta primera edición ha habido stands de instrumentos, artesanía, productoras y, sobre todo, moda flamenca. “Yo era bailaora y como sé qué necesita el artista, decidí montar esta empresa en la que me ayuda mi hermana.” La empresa es Bata de Cola-Inmaculada Ortega y sólo lleva en funcionamiento desde finales de 2015. Sus clientes están en España pero también en el extranjero, desde donde las bailaoras le mandan las medidas de su cuerpo por correo y ella les cose camisas, vestidos, lo que se tercie. “Estados Unidos, Japón y ahora Brasil son puntos importantes de venta”, dice la recién estrenada empresaria mientras atiende a unas japonesas que no saben con qué falda de las que ofrece Inma quedarse. Al lado, una empresa que sólo se dedica a los zapatos y, más allá, la fotógrafa Ana Palma y la pintora Nuria Rodríguez, ambas de Barcelona, comparten stand para dar a conocer sus productos en la Bodega Díez Mérito, espacio en el que se ha organizado la lonja.

Es difícil determinar qué cantidad de dinero mueve el flamenco en España. Tampoco en Andalucía. No sólo porque toca a sectores muy diversos, desde empresas de confección a editoriales, pasando por productoras, empresas de representación, bodegas, revistas, operadores turísticos, compañías de baile o la docencia, sino porque el parné en el mundo jondo es un asunto tan oscuro como una pena lorquiana. El único libro blanco que se hizo para averiguarlo data de 2011, los datos son de 2009 y, encima, los encuestados, la mayoría grandes festivales, no respondieron a muchas de las preguntas que se les formularon.

Esta primera feria ha tenido una afluencia de público modesta pero los organizadores toman nota para la próxima edición. “Cualquiera que venga a Jerez durante el festival se puede hacer una master class con todo lo que ofrece la ciudad estos días”, explica Mario González, y no le falta razón. No quiere hablar de las relaciones entre el festival oficial y el OFF que él gestiona, pero todo el mudo en Jerez sabe que no existen. Aún yendo por separado, entre todos han conseguido convertir un festival que dura 16 días en un macroevento que alcanza a toda la ciudad, a todos los sectores y que consigue atraer a un público cada vez más diverso. A saber qué no lograrían si un día decidieran sumar sus fuerzas.

 
1. Actuación de Antonio de los Santos ‘Agujetas’ y Domingo Rubichi.
2. La Guarida del Ángel con el cartel de la programación OFF de este año.
3. Josema García-Pelayo, productor de La Bodega, estudio de grabación y sello discográfico; Inmaculada Ortega y su hermana Trini con los trajes que confeccionan para Bata de Cola; la pintora Nuria Rodríguez en el stand que comparte con la fotógrafa Ana Palma.